Los vinos Encinillas se producen en el casco de La Hacienda de Encinillas, ubicada junto al tricentenario Camino Real -recientemente declarado Patrimonio de la Humanidad-, un rastro de ruedas y huellas que comunicaba la Ciudad de México con Santa Fe, Nuevo México, hoy todavía un vestigio presente que nos mantiene atentos a sus historia.
La Hacienda de Encinillas fue fundada en 1707 por el Capitán Benito Pérez de Rivera, llegó a tener más de 8 millones de hectáreas de inmensos y espléndidos valles, representando un tercio del territorio del estado de Chihuahua.
Los valles de la Hacienda de Encinillas fueron testigos de las correrías y embates de los apaches Jerónimo y Victorio, de la caballería revolucionaria y sus protagonistas quienes dejaron profunda huella. Cuenta la leyenda que Victorio era mestizo y a la edad de 6 años fue raptado de la Hacienda por una partida apache, por lo que desde pequeño aprendió su lengua, dominó el caballo y se adaptó a la áspera vida del grupo.
Por esta y otras historias los vinos Encinillas son producto de la imaginación, el tesón y el talento del dueño de la Hacienda, miembro de una familia española constructora del México del siglo XX; un experto enólogo de clase mundial y las mejores cepas de las uvas Cabernet Sauvignon, Merlot, Shiraz, Cabernet Franc, Petit Verdot, Tempranillo, Malbec y Chardonnay castigadas por el frío, el calor y el viento desértico de las latitudes donde se ubican los mejores viñedos del mundo.
La marca de vinos Encinillas ha llegado a sorprender a expertos y catadores, a propios y extraños, deleitar con sus caldos y variedades para contar el legado de la Hacienda y volver a crear historia.